La realidad se impone y se desmonta el supuesto atentado contra Noboa

La propia Policía confirmó que no había impacto de balas en el vehículo de Noboa. La presidente de México, Claudia Sheinbaum, lo dejó claro: no hubo atentado, si no piedrazos.

Daniel Noboa
El presidente Daniel Noboa junto al vehículo apedreado en Cañar.

Ni 24 horas duró el nuevo cuento que trató de imponer el gobierno de Daniel Noboa en la sociedad ecuatoriana. La narrativa fallida era que el presidente sufrió un intento de magnicidio.

La historia comenzó este 7 de octubre de 2025 en Cañar, hasta donde se desplazó el Mandatario. La provincia fue la última en sumarse al paro convocado por la Conaie. Por eso el pueblo cañari estaba en pie de lucha.

Hasta allá fue Noboa. En ese marco, cuando la caravana presidencial se desplazaba atravesó una zona donde estaban manifestantes. Ellos, al ver al hombre que había ordenado una salvaje represión contra sus hermanos (hay que ver el video de la Policía deteniendo a una abuela), reaccionaron lanzando piedras.

Los parabrisas y ventanas de los vehículos blindados quedaron rotos, incluido el 4×4 que llevaba a Noboa. Todo fue grabado en video que se viralizó en redes sociales.

Así quedó listo el show y el Gobierno se puso manos a la obra. Denunciaron intento de magnicidio. Inés Manzano, la todopoderosa ministra de Energía y Ambiente, fue actriz principal. Ella acudió a la Fiscalía a denunciar el supuesto intento de asesinato.

Al terminar la diligencia, habló a los medios. Allí alabó la firmeza y valentía de su jefe. Y dijo algo clave que después sirvió para desmontar la mentira: que el vehículo presidencial tenía impactos de bala.

Eso sirvió de insumo para que medios internacionales titularan “atentado contra Noboa”. La noticia se regó como pólvora aquí y en el extranjero. Eso contribuyó para que el paro no sea protagonista, si no la violencia.

Pero hoy el panorama se aclaró. La propia Policía, la que ha reprimido a sangre y fuego las manifestaciones, reconoció que no había impactos de bala.

Posteriormente los analistas se preguntaron cómo así la caravana presidencial, que cuenta con avanzada, justo pasó por donde había una manifestación. Cómo así se cayó en ese craso error.

Luego, en su tradicional mañanera, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quitó hierro al asunto. No fue atentado, sino que apedrearon al vehículo de Noboa. Eso es importante, aclaró ella, porque la palabra atentado conlleva armas de fuego que no hubo.

Después empezó a circular en redes un video en el que supuestamente se asegura que Noboa nunca estuvo en el vehículo. El Gobierno aún no niega esa versión, por lo que la duda se sembró.

La cereza del pastel vino desde Cuenca, donde permanecían los cinco detenidos. Resulta que el fiscal nunca presentó cargos, por lo que la jueza los dejó libres.

Así terminaron las 24 horas de show del supuesto atentado contra Noboa. Todo fue un montaje con el objetivo de victimizar al Presidente, y ganar adeptos en su enfrentamiento con la Conaie y de cara a la consulta popular.

Pero, los ecuatorianos que llevan padeciendo dos años de “noboismo”, el cuento ya no se vende tan fácil. El show, arma número uno del Gobierno, empieza a perder eficacia.

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