Gobierno arropa a Zevallos pese a ola de pedidos de renuncia

El ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, se mantiene el cargo pese a la indignación generalizada por haber vacunado a su madre en una residencia exclusiva de Quito.

El ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, durante una visita al hospital de Infectología de Guayaquil este 26 de enero de 2021.

Finalmente el gobierno de Lenín Moreno ha logrado la unión del país. Toda una proeza si se toma en cuenta que Ecuador está en plena campaña electoral.

Todo el espectro político ecuatoriano ha llegado a un acuerdo: el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, debe irse cuanto antes.

Se trata de un funcionario muy impopular, mentiroso (dice que Ecuador es uno de los países que mejor ha manejado la pandemia), cínico (asegura que los médicos se contagiaron en el ámbito privado y llevaron el Covid-19 a los hospitales), incompetente (aduce que las pruebas masivas no funcionan) e inmoral.

Esta última característica la obtiene luego de llevar a una brigada de vacunación del Ministerio de Salud Pública (MSP) a la exclusiva residencia de ancianos que maneja el Hospital de Los Valles en Quito. El objetivo fue vacunar a su madre y al personal que la atiende.

Zevallos se valió de su cargo para obtener una prebenda personal porque ahora se sabe que la residencia de ancianos donde él mismo acudió no estaba en el plan de vacunación.

Primero fueron los candidatos presidenciales quienes pidieron la destitución de Zevallos, incluido el oficialista Guillermo Lasso.

Luego autoridades de Estado, como el defensor del Pueblo, Freddy Carrión. Y la noche del martes 26 de enero de 2021, la Asamblea Nacional exigió a Moreno la destitución de Zevallos porque si no le iniciará un juicio político.

La Asamblea reacciona tarde porque le pudo ahorrar este degradante espectáculo al país cuando Zevallos no cumplió la Ley Humanitaria. Esa norma obligaba a la contratación de todo el personal médico que combatió en primera línea contra la pandemia, lo cual nunca ocurrió.

El desastre de la pandemia empezó en Guayaquil y su drama continúa. Al reparto de los hospitales hoy sigue la feria de las vacunas, como la secuela de una desgracia que al país le cuesta 40.000 muertos.

Pero de una manera sorprendente, Moreno ha decidido arropar a su ministro de Salud. La secretaria de Comunicación, Caridad Vela, aseguraba que Zevallos tiene el respaldo del gabinete.

Y entre risas reconocía que si su madre viviera, también haría lo posible por vacunarla, porque por supuesto hay un orden. Lo único que le faltó decir fue que los que tienen palanca accederán a las vacunas, el resto deberá esperar.

Eso es lo que tendrán que hacer los médicos y residentes a quienes se les negó la vacuna.

Pero la ceguera del gobierno para observar la enorme falla del ministro de Salud solo se explica porque sus miembros, empezando por el Presidente, comparten esa visión inmoral de la política; aquella de la viveza criolla, de la influencia y el abuso.

Y eso es corrupción pura y dura, de la peor calaña, la que destruye países porque cada minuto que permanece Zevallos en el cargo refuerza la idea del “país del sálvese quien pueda” donde la justicia social es una quimera. (O)

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