Imbabura sufre el peor ataque de su historia de manos de la fuerza pública

Represión en Imbabura

Militares impartiendo terror en viviendas repletas de mujeres, niños y ancianos. Uniformados disparando al cuerpo a manifestantes y periodistas. Esas son las imágenes que deja el “convoy humanitario” del Gobierno en Imbabura.

Represión en Imbabura
Una nube de humo se levanta en la carretera Panamericana, en Imbabura, este 14 de octubre de 2025.

Ecuador no había visto imágenes como las registradas este 14 de octubre de 2025 en Imbabura. Ese día entró el “convoy humanitario” del Gobierno de Daniel Noboa.

El objetivo no era llevar víveres, sino aplastar a sangre y fuego el levantamiento de las comunidades indígenas contra la eliminación del subsidio al diésel.

Los propios ministros John Reimberg y Zaida Rovira lo adelantaron. Iban a entrar en las comunidades para aplastar la protesta social.

Los militares cumplieron su misión, siempre por fuera de la ley y violando los derechos humanos.

Así desplegaron una lluvia de gases en Otavalo. Hay imágenes de una anciana que apenas puede respirar debido a la asfixia.

En otro video se observa la súplica de mujeres ante militares que estaban asaltando viviendas. Incluso uno de ellos insulta a una abuela.

Pero el video más violento de todos es el de un militar que, al estilo “call of duty” dispara directamente contra los manifestantes.

Un periodista del medio Apak TV, de Otavalo, que estaba cubriendo la represión es alcanzado por un bala. Se escuchan los quejidos de dolor y el grito “me dieron, me dieron, médico”.

También está el video de la alcaldesa de Otavalo, Anabela Hermosa, poniendo el cuerpo entre militares y manifestantes, para impedir el enfrentamiento.

Ella mismo, completamente sola, logró instalar una mesa de diálogo entre la fuerza pública y los indígenas, que permita evitar el baño de sangre.

Son imágenes que el país no había visto nunca. Los militares, que siempre tuvieron una buena imagen entre la población, perpetrando acciones salvajes y sádicas.

Con lo de ayer destruyeron la confianza ciudadana y se ubicaron por fuera de la ley. En la práctica el país se quedó sin Fuerzas Armadas, como concepto fundamental del Estado.

Ya no están al servicio de la gente, ni para protegerla. Más bien devinieron en una suerte de guardia pretoriana bajo las órdenes de una familia cómplice de los carteles del narcotráfico.

Así Ecuador sigue el mismo camino de Haití, país cuyo estado colapsó y se quedó sin fuerza pública. Y esa destrucción no es un proceso natural, sino la consecuencia de decisiones tomadas a conciencia por el mando político.

Policía y Fuerzas Armadas renuncian a su misión de defender a los ecuatorianos

Militares en Quito

Ecuador descendió un escalón más en su proceso de autodestrucción: la fuerza pública, integrada por la Policía y Fuerzas Armadas, se alinearon con un régimen fascista y con ello renuncian a su misión primigenia que la protección y defensa de los ecuatorianos.

Lo ocurrido en las últimas horas en Quito revela un triste escenario. La Policías y las Fuerzas Armadas ya no usan las armas para proteger a sus compatriotas. Todo lo contrario: las utilizan para reprimir protestas pacíficas.

Con motivo de un aniversario más del 12 de octubre de 1492, día en que se desató un genocidio contra los pueblos originarios de América, se convocó en Quito una marcha. Por supuesto en contexto del paro liderado por la Conaie con motivo de la eliminación del subsidio del diésel.

Esa marcha conmemorativa ocurre todos los años. Pero esta vez fue diferente porque en Carondelet se instaló un régimen fascista, que considera que los indígenas no son ecuatorianos. La negación del otro y, por ende, buscar su exterminio, es una de las piedras angulares del fascismo.

La concentración se iniciaba en Villaflora, al sur de Quito, para caminar hasta el centro, al icónico parque El Ejido. La policía volvió a actuar con un sadismo propio de las bandas criminales que tienen aterrorizados a medio país.

No los dejaron avanzar. Lanzaron gas a mansalva contra una marcha pacífica integrada por hombres, mujeres, niños y ancianos.

Desde el norte otra marcha pudo avanzar hasta El Ejido. Allí también fueron recibidos con gas. Hay imágenes de un policía rompiendo la cabeza a un hombre a punta de toletazos. En otro lado se ve a militares requisando a un periodista debidamente identificado.

https://twitter.com/CONAIE_Ecuador/status/1977533633385631833

Un técnico de Ecuavisa también denunció actitudes violentas de la Policía. Por si fuera poco, la fuerza pública sitió Quito, al cerrar los accesos sur y norte, complicando la vida de los turistas quiteños que buscaban regresar a casa.

El mensaje fue claro. La protesta contra el gobierno así sea pacífica, no está permitida. Oficialmente la libertad de expresión en Ecuador murió este 12 de octubre.

El ministro del Interior, John Reimberg, apareció en Teleamazonas disfrazado de policía para negar cualquier exceso de la fuerza pública. Hinchó el pecho para asegurar que la protección de Quito fue un éxito.

Pero ayer hubo manifestaciones en la ciudad sin que llegue gente de afuera. Es decir, los quiteños salieron a protestar contra el régimen. Eso significa que Reimberg defendió Quito de los quiteños, porque desde su concepción los Noboa son los dueños de la ciudad y del país.

Mientras la militares y policías ocupaban Quito, la sangre corría en la Costa, como sucede todos los fines de semana. No hay policías que defiendan Guayaquil, Playas o Buena Fe (Los Ríos).  En estos tres cantones se registraron masacres, incluido en una quinceañera.

En estos casos no hay condenas al terrorismo, ni discursos rimbombantes. Porque finalmente las víctimas son ciudadanos anónimos. El “terrorismo” que se combate es aquel que amenaza Daniel Noboa y a los miembros de su gobierno.

Por la coincidencia de ambos hechos: represión a protestas ciudadanas pacíficas y el abandono de la mitad del país que está en la Costa revela la renuncia de la misión de la fuerza pública.

Los militares no ocupan Playas, Guayaquil o Buena Fe como lo hicieron en Quito. Y esa diferencia simplemente está marcada por algo tan sencillo como es la voluntad.

https://twitter.com/EcuavisaInforma/status/1977698352079708288

Los policías y militares simplemente no quieren proteger a los ecuatorianos asediados. Lo suyo es el maltrato a ecuatorianos indefensos que solo demandan el cumplimiento de sus derechos.

Daniel Noboa desata una guerra sucia contra el pueblo ecuatoriano

Despliegue de la fuerza pública

La salvaje represión contra las comunidades de Imbabura o de San Vicente del Común ha sido calificada por la Conaie como “guerra sucia”. La imagen de la fuerza pública ante la comunidad se destruye.

Durante este feriado la represión se intensificó más, alcanzando cotas de salvajismo. Es tal el grado de violencia que usa la fuerza pública que la Confederación de Nacionalidad Indígenas del Ecuador ya habla de una “guerra sucia”.

La noche del jueves 9 de octubre, mientras Guayaquil celebraba un aniversario de independencia, los vecinos de San Vicente del Común (Quito) vivían una noche de infierno.

Imágenes difundidas en redes sociales muestran a policías lanzando bombas de humo en medio de callejones estrechos. De fondo se escuchan los gritos de mujeres suplicando “ya no más, ya no más, hay niños, mujeres, ancianos”.

Los policías ignoraron los pedidos de la gente que juraron proteger y continuaron con el sadismo. Otro video muestra la presencia de policías infiltrados encapuchados, simulando ser vándalos.

A ellos mismo la policía los observa y los escolta. Tan evidente esta estrategia propia de las guerras sucias, que la Policía tuvo que emitir un comunicado. Allí señala que los encapuchados eran miembros de la policía judicial que estaban cumpliendo allanamientos con orden judicial.

¿Y por qué, si tienen autorización judicial, deben cubrir sus rostros y no portar uniforme? A otros con esas mentiras.

En Imbabura también se reportaron manifestaciones a lo largo de este asueto. La fuerza pública respondió con la misma salvaje represión.

Por si fuera poco, el Gobierno realizó una morbosa exhibición de fuerza al llevar más de 5.000 militares hasta Quito, supuestamente para defender la ciudad.

Los medios publicaron las fotos de los uniformados saliendo de aviones, que acababan de aterrizar en el aeropuerto Mariscal Sucre.

Este 12 de octubre, cuando se conmemora la resistencia del movimiento indígena, se convocó otra gran manifestación en Quito. Hay tanquetas en las plazas del centro histórico de la capital y hasta en el tradicional barrio de Villaflora.

Un despliegue que ofende a aquellas zonas del país, especialmente de la Costa, tomadas por grupos delincuenciales. Los que viven allí están solos, en la indefensión porque las armas del Estado se usan para reprimir a sus hermanos, en lugar de defenderlos frente a los criminales.

La gran obra de Noboa, hasta ahora, es la destrucción de la imagen de la Policía, pero especialmente de las Fuerzas Armadas.

El pueblo ecuatoriano siempre tuvo una especial confianza en sus soldados, porque ganaron la Guerra del Cenepa, y porque, cuando encabezaron una dictadura militar, en los 70, nunca alcanzaron los niveles de salvajismo que sus colegas del Cono Sur.

Pero también porque en las manifestaciones que derrocaron a Bucaram, Mahuad y Gutiérrez, jamás abrieron fuego contra el pueblo. De hecho, cuando les dieron esa orden se rehusaron.

Pero en la memoria del país está el video de militares pateando el cadáver de Efraín Fuerez y el único compañero que se quedó junto a él.

Están las imágenes de policías gaseando periodistas o a manifestantes esposados. Están las imágenes de policías golpeando y deteniendo ancianas indígenas.

Este paro, deja como primer resultado, el derrumbe total de sus fuerzas de seguridad. Policía y militares ya tenían problemas por la infiltración del crimen organizado, pero se creía que aún eran casos focalizados.

Lo de ahora en cambio es desolador. Policías y militares se prestan para todo, incluso para cumplir los sueños húmedos y sádicos de un nño malcriado millonario, devenido en presidente. Están actuando por fuera de la ley, violando todas las garantías constitucionales y derechos.

Están siguiendo las órdenes de un personaje que no lleva la Patria en el corazón, que no tiene nociones de ecuatorianidad, no conoce su historia, no ama sus costumbres ni sus lugares. Es un extranjero que está usando a la fuerza pública para aplastar al pueblo que se siente traicionado.

La gente, cuando ve militares o policías, ya no se siente segura. Todo lo contrario, siente miedo por su actuación mafiosa. Si siguen ese rumbo, la caída del Estado ecuatoriano será total, puesto que, como Haití, se habrá quedado sin fuerza pública, al menos una de verdad.

Movimiento indígena enfrenta la mayor ola represiva de su historia

Militares en Otavalo

A los gases, detenciones arbitrarias y golpes contra los miembros del movimiento indígena se suma el congelamiento de las cuentas de sus dirigentes y el cierre de TV MICC.

Daniel Noboa tiene un nuevo enemigo al que está dispuesto a destruir de todas las formas posibles. Se trata del movimiento indígena de Ecuador, uno de los más grandes y prestigiosos del planeta.

El enfrentamiento se desató tras la eliminación del subsidio al diésel, pese a que Noboa prometió que no lo haría. Por lo que el movimiento indígena asumió la medida como una traición por lo que convocó a un paro nacional e indefinido.

Noboa, teniendo en mente los paros de octubre de 2019 y junio de 2022, respondió con una ola represiva sin precedentes en la historia reciente del país. Fiel a su línea de que es un mal enemigo.

Primero se atrincheró en Latacunga (Cotopaxi) y envió a su vicepresidenta a Otavalo (Imbabura). Dos provincias con fuerte presencia indígena con el objetivo de amedrentar.

Luego, sin que las autoridades ofrezcan explicación alguna, se congelaron las cuentas bancarias de los dirigentes indígenas, alguno de los cuales ni siquiera están en el país o ya no ejercen actualmente liderazgo.

Noboa demostró que nuevamente está dispuesto a torcer la ley y violar cuanto derecho civil exista con tal de imponer su voluntad. Queda claro, a partir de ahora, que cualquier enemigo del Presidente puede sufrir un congelamiento bancario.

Los propios dirigentes de la Conaie denuncian que la medida incluso llega a los comunicadores comunitarios que tiene la organización y que son muy hábiles en épocas de paro. Ellos, en anteriores ocasiones, lograron romper el cerco mediático y el relato de que todos los manifestantes son terroristas.

Esto de por si ya es un atentado a la libertad de expresión. Y en esa línea Noboa fue más allá este miércoles 24 de septiembre de 2025.

El Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC) denunció la censura de la señala de TV MICC (canal 47 UHF). La medida fue dispuesta por Arcotel porque supuestamente la estación atenta contra la seguridad del Estado.

Por ahora este caso de censura y atentado a la libertad de expresión no ha causado ninguna reacción de organismos internacionales de defensa de periodistas, ni en Ecuador ni afuera. La otrora muy activa Relatoría de la CIDH para la libertad de expresión guarda silencio.

El conjunto de medidas represivas de Noboa se enmarca en una clara criminalización de la protesta social, lo que incluye la violación de las garantías más básicas. Paulatinamente Ecuador se adentra a un régimen fascista sin que la ciudadanía tome conciencia del peligro.