Daniel Noboa desata una guerra sucia contra el pueblo ecuatoriano

Despliegue de la fuerza pública

La salvaje represión contra las comunidades de Imbabura o de San Vicente del Común ha sido calificada por la Conaie como “guerra sucia”. La imagen de la fuerza pública ante la comunidad se destruye.

Durante este feriado la represión se intensificó más, alcanzando cotas de salvajismo. Es tal el grado de violencia que usa la fuerza pública que la Confederación de Nacionalidad Indígenas del Ecuador ya habla de una “guerra sucia”.

La noche del jueves 9 de octubre, mientras Guayaquil celebraba un aniversario de independencia, los vecinos de San Vicente del Común (Quito) vivían una noche de infierno.

Imágenes difundidas en redes sociales muestran a policías lanzando bombas de humo en medio de callejones estrechos. De fondo se escuchan los gritos de mujeres suplicando “ya no más, ya no más, hay niños, mujeres, ancianos”.

Los policías ignoraron los pedidos de la gente que juraron proteger y continuaron con el sadismo. Otro video muestra la presencia de policías infiltrados encapuchados, simulando ser vándalos.

A ellos mismo la policía los observa y los escolta. Tan evidente esta estrategia propia de las guerras sucias, que la Policía tuvo que emitir un comunicado. Allí señala que los encapuchados eran miembros de la policía judicial que estaban cumpliendo allanamientos con orden judicial.

¿Y por qué, si tienen autorización judicial, deben cubrir sus rostros y no portar uniforme? A otros con esas mentiras.

En Imbabura también se reportaron manifestaciones a lo largo de este asueto. La fuerza pública respondió con la misma salvaje represión.

Por si fuera poco, el Gobierno realizó una morbosa exhibición de fuerza al llevar más de 5.000 militares hasta Quito, supuestamente para defender la ciudad.

Los medios publicaron las fotos de los uniformados saliendo de aviones, que acababan de aterrizar en el aeropuerto Mariscal Sucre.

Este 12 de octubre, cuando se conmemora la resistencia del movimiento indígena, se convocó otra gran manifestación en Quito. Hay tanquetas en las plazas del centro histórico de la capital y hasta en el tradicional barrio de Villaflora.

Un despliegue que ofende a aquellas zonas del país, especialmente de la Costa, tomadas por grupos delincuenciales. Los que viven allí están solos, en la indefensión porque las armas del Estado se usan para reprimir a sus hermanos, en lugar de defenderlos frente a los criminales.

La gran obra de Noboa, hasta ahora, es la destrucción de la imagen de la Policía, pero especialmente de las Fuerzas Armadas.

El pueblo ecuatoriano siempre tuvo una especial confianza en sus soldados, porque ganaron la Guerra del Cenepa, y porque, cuando encabezaron una dictadura militar, en los 70, nunca alcanzaron los niveles de salvajismo que sus colegas del Cono Sur.

Pero también porque en las manifestaciones que derrocaron a Bucaram, Mahuad y Gutiérrez, jamás abrieron fuego contra el pueblo. De hecho, cuando les dieron esa orden se rehusaron.

Pero en la memoria del país está el video de militares pateando el cadáver de Efraín Fuerez y el único compañero que se quedó junto a él.

Están las imágenes de policías gaseando periodistas o a manifestantes esposados. Están las imágenes de policías golpeando y deteniendo ancianas indígenas.

Este paro, deja como primer resultado, el derrumbe total de sus fuerzas de seguridad. Policía y militares ya tenían problemas por la infiltración del crimen organizado, pero se creía que aún eran casos focalizados.

Lo de ahora en cambio es desolador. Policías y militares se prestan para todo, incluso para cumplir los sueños húmedos y sádicos de un nño malcriado millonario, devenido en presidente. Están actuando por fuera de la ley, violando todas las garantías constitucionales y derechos.

Están siguiendo las órdenes de un personaje que no lleva la Patria en el corazón, que no tiene nociones de ecuatorianidad, no conoce su historia, no ama sus costumbres ni sus lugares. Es un extranjero que está usando a la fuerza pública para aplastar al pueblo que se siente traicionado.

La gente, cuando ve militares o policías, ya no se siente segura. Todo lo contrario, siente miedo por su actuación mafiosa. Si siguen ese rumbo, la caída del Estado ecuatoriano será total, puesto que, como Haití, se habrá quedado sin fuerza pública, al menos una de verdad.

El indígena Efraín Fuérez muere víctima de la represión desatada por el Ejército

Efraín Fuérez

Imágenes de cámaras de seguridad muestran el instante en que Efráin Fuérez cae, luego es socorrido por un compañero quien recibe patadas en el suelo por parte de los soldados.

Efraín Fuérez
El indígena Efraín Fuérez, de Cotacachi, víctima de la represión de la fuerza pública este 28 de septiembre de 2025.

Indignación generalizada en las redes sociales a raíz del asesinato del indígena Efraín Fuérez, a manos de soldados del ejército ecuatoriano.

El asesinato llega luego de que este fin de semana se intensificara el paro en la Sierra Norte. El sábado se produjeron masivas marchas en Otavalo y Cayambe.

Con ese antecedente este domingo 28 de septiembre de 2025 continuaron las protestas. Imágenes captadas por cámaras de seguridad, viralizadas en las redes sociales, muestran el instante en que cae Fuérez.

Su cuerpo yacía en el asfalto de la carretera Panamericana. Entonces un grupo de manifestantes intenta auxiliarlo, pero, al ver que se acercaban soldados, todos huyen, excepto uno.

Ese compañero se queda junto al cuerpo. Cuando llegan los soldados, en lugar de proveerle asistencia, le caen a patadas al amigo no identificado de Fuérez.

Esa inhumana acción generó el repudio de la población que ve como los soldados que deben protegerlos, se vuelven contra ellos.

La violencia con la que actúan los uniformados ocurre pocas horas después de que el presidente Daniel Noboa, sorpresivamente, cesara en funciones a Iván Vásconez como comandante de la Fuerza Terrestre. En su lugar se nombró a John Miño.

Fuérez era un reconocido comunero de Cotacachi (Imbabura). Padre de familia, con experiencia en la construcción y que en el pasado lideró su poblado, ubicado muy cerca de Cuicocha.

Ante la indignación ciudadana, la Fiscalía anunció el inicio de investigaciones. Mientras que el prefecto de Imbabura condenó la represión.

Lo mismo hicieron los siete prefectos de la Revolución Ciudadana. Mientras que el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, expresó: “se prioriza el ego antes que la vida de nuestros hermanos. Mientras no haya un proyecto país trabajado desde las bases y con verdadero liderazgo, Ecuador seguirá en esta ruta de dolor”.

De su lado, el Gobierno guarda silencio. Las Fuerzas Armadas informaron, sin mencionar la muerte de Fuérez, que en la Sierra Norte se produjeron enfrentamientos cuando los uniformados custodiaban un convoy de camiones con alimentos.

“12 militares heridos y 17 desaparecidos tras ser emboscados mientras cumplían su misión de custodiar un convoy de alimentos para las comunidades más necesitadas en la Sierra norte”, señala el tuit.

Así el paro entra a su segunda semana, con su primera víctima. Mientras el Gobierno sigue atrincherado, promoviendo todo tipo de violaciones a los derechos humanos, con tal de imponer su voluntad.

Gobierno pone fin al paro de transporte con elevación de tarifas

Abel Jiménez

Los pasajes del transporte interprovincial e intercantonal subirán en un 15%. Es una forma de compensar por el aumento del 44% en el costo del galón del diesel.

Abel Jiménez, presidente de la Fenacotip, durante una reunión de transportistas el pasado 14 de abril de 2021.

Finalmente el Gobierno cumplió la promesa hecha a los transportistas de elevar las tarifas luego de las elecciones presidenciales.

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