Para acceder a un juicio rápido y una menor condena, el exasambleísta reconoció el delito de delincuencia organizada. Fue condenado a cuatro años de prisión.

Daniel Mendoza era uno de los asambleístas favoritos del establishment: joven, guapo, pero cuyo mayor mérito era haber roto con Rafael Correa y convertirse en un incondicional de María Paula Romo y Lenín Moreno.
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