Asamblea aprueba ley que convierte a militares y soldados en mendigos

Diego Franco y Eckenner Recalde

La mayoría oficialista en la Asamblea aprobó el quinto proyecto de ley económico urgente que abre la posibilidad de entregar donaciones a las FF.AA. y Policía Nacional a cambio de exenciones tributarias.

Diego Franco y Eckenner Recalde
El legislador de ADN, Eckenner Recalde felicita a su coideario, Diego Franco, quien fue el ponente de la Ley de Fortalecimiento de las FF.AA. y Policías Nacional.

No hubo sorpresas en la Asamblea. ADN, con los tránsfugas de RC y Pachakutik, más los tres PSC y el independiente Christian Benavides aprobaron la quinta ley económica urgente propuesta por el presidente Daniel Noboa.

En esta ocasión, el proyecto permite entregar donaciones a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional a cambio de exenciones tributarias.

La misma propuesta constaba en la Ley de Solidaridad, la primera económica urgente y que fue derogada por la Corte Constitucional por considerarla violatoria de la Carta Magna.

Frente a eso, el Gobierno insistió y envió una ley con apenas cuatro artículos. La Revolución Ciudadana se opuso a la iniciativa al igual que los tres asambleístas de Pachakutik que nunca plegaron con el Gobierno.

A ellos se sumaron los otros tres legisladores exPK que sí lo hicieron pero que rompieron con el oficialismo tras la eliminación del precio del diésel. Ellos son Carmen Tiupul, Cecilia Baltazar y Manuel Choro.

Con el oficialismo siguen operando los tres asambleístas de la Amazonía que fueron elegidos por Pachakutik, pero posteriormente expulsados de esa tienda política por traición. Ellos son José Nango, Fernando Nantipia y Edmundo Cerda.

La oposición insistió en el concepto de dignidad. Que no tiene sentido equipar a las FF.AA. con donaciones porque hace un año se subió el IVA justamente para cubrir esta necesidad.

Además, permitir a las FF.AA. recibir donaciones abriría la puerta para que estas estén sometidas al poder financiero, antes que al Estado.

ADN de su parte insistió con los mismos argumentos: lucha contra la delincuencia, loas a Daniel Noboa y culpabilizar a Rafael Correa de todos los males.

El debate legislativo, más plural y democrático porque Niels Olsen aflojó el cerrojo, tuvo dos intercambios clave. El primero entre Álex Morán de ADN y Ricardo Patiño de RC.

El primero mostró la foto de Patiño y Rafael Correa con Fito, cuando este no superaba los 20 años. Por aquella, época el que después se convertiría en un capo del narcotráfico formaba parte de los programas de pacificación de pandillas juveniles que llevaba a cabo el gobierno de la Revolución Ciudadana.

Patiño respondió visiblemente enojado por la mentira. El legislador le recordó que las pandillas, en aquel entonces, no estaban dedicadas al narcotráfico por lo que se realizó un programa de pacificación que fue exitoso puesto que se redujeron los índices de inseguridad.

Después, Andrés Castillo de ADN, un insultador profesional, repitió el mismo libreto: que se abrieron las puertas del terrorismo y bla bla bla.

Xavier Lasso, de RC, pidió punto de orden y le respondió que basta de insultos, de discursos baratos. Lo mandó a insultar a otro lado y que tarde o temprano tendrá que responder por sus mentiras.  

Así concluyó el debate, con una mayoría oficialista que sigue operando gracias a los tránsfugas, a supuestos independientes y ahora con el PSC.

Policía y Fuerzas Armadas renuncian a su misión de defender a los ecuatorianos

Militares en Quito

Ecuador descendió un escalón más en su proceso de autodestrucción: la fuerza pública, integrada por la Policía y Fuerzas Armadas, se alinearon con un régimen fascista y con ello renuncian a su misión primigenia que la protección y defensa de los ecuatorianos.

Lo ocurrido en las últimas horas en Quito revela un triste escenario. La Policías y las Fuerzas Armadas ya no usan las armas para proteger a sus compatriotas. Todo lo contrario: las utilizan para reprimir protestas pacíficas.

Con motivo de un aniversario más del 12 de octubre de 1492, día en que se desató un genocidio contra los pueblos originarios de América, se convocó en Quito una marcha. Por supuesto en contexto del paro liderado por la Conaie con motivo de la eliminación del subsidio del diésel.

Esa marcha conmemorativa ocurre todos los años. Pero esta vez fue diferente porque en Carondelet se instaló un régimen fascista, que considera que los indígenas no son ecuatorianos. La negación del otro y, por ende, buscar su exterminio, es una de las piedras angulares del fascismo.

La concentración se iniciaba en Villaflora, al sur de Quito, para caminar hasta el centro, al icónico parque El Ejido. La policía volvió a actuar con un sadismo propio de las bandas criminales que tienen aterrorizados a medio país.

No los dejaron avanzar. Lanzaron gas a mansalva contra una marcha pacífica integrada por hombres, mujeres, niños y ancianos.

Desde el norte otra marcha pudo avanzar hasta El Ejido. Allí también fueron recibidos con gas. Hay imágenes de un policía rompiendo la cabeza a un hombre a punta de toletazos. En otro lado se ve a militares requisando a un periodista debidamente identificado.

https://twitter.com/CONAIE_Ecuador/status/1977533633385631833

Un técnico de Ecuavisa también denunció actitudes violentas de la Policía. Por si fuera poco, la fuerza pública sitió Quito, al cerrar los accesos sur y norte, complicando la vida de los turistas quiteños que buscaban regresar a casa.

El mensaje fue claro. La protesta contra el gobierno así sea pacífica, no está permitida. Oficialmente la libertad de expresión en Ecuador murió este 12 de octubre.

El ministro del Interior, John Reimberg, apareció en Teleamazonas disfrazado de policía para negar cualquier exceso de la fuerza pública. Hinchó el pecho para asegurar que la protección de Quito fue un éxito.

Pero ayer hubo manifestaciones en la ciudad sin que llegue gente de afuera. Es decir, los quiteños salieron a protestar contra el régimen. Eso significa que Reimberg defendió Quito de los quiteños, porque desde su concepción los Noboa son los dueños de la ciudad y del país.

Mientras la militares y policías ocupaban Quito, la sangre corría en la Costa, como sucede todos los fines de semana. No hay policías que defiendan Guayaquil, Playas o Buena Fe (Los Ríos).  En estos tres cantones se registraron masacres, incluido en una quinceañera.

En estos casos no hay condenas al terrorismo, ni discursos rimbombantes. Porque finalmente las víctimas son ciudadanos anónimos. El “terrorismo” que se combate es aquel que amenaza Daniel Noboa y a los miembros de su gobierno.

Por la coincidencia de ambos hechos: represión a protestas ciudadanas pacíficas y el abandono de la mitad del país que está en la Costa revela la renuncia de la misión de la fuerza pública.

Los militares no ocupan Playas, Guayaquil o Buena Fe como lo hicieron en Quito. Y esa diferencia simplemente está marcada por algo tan sencillo como es la voluntad.

https://twitter.com/EcuavisaInforma/status/1977698352079708288

Los policías y militares simplemente no quieren proteger a los ecuatorianos asediados. Lo suyo es el maltrato a ecuatorianos indefensos que solo demandan el cumplimiento de sus derechos.

Daniel Noboa desata una guerra sucia contra el pueblo ecuatoriano

Despliegue de la fuerza pública

La salvaje represión contra las comunidades de Imbabura o de San Vicente del Común ha sido calificada por la Conaie como “guerra sucia”. La imagen de la fuerza pública ante la comunidad se destruye.

Durante este feriado la represión se intensificó más, alcanzando cotas de salvajismo. Es tal el grado de violencia que usa la fuerza pública que la Confederación de Nacionalidad Indígenas del Ecuador ya habla de una “guerra sucia”.

La noche del jueves 9 de octubre, mientras Guayaquil celebraba un aniversario de independencia, los vecinos de San Vicente del Común (Quito) vivían una noche de infierno.

Imágenes difundidas en redes sociales muestran a policías lanzando bombas de humo en medio de callejones estrechos. De fondo se escuchan los gritos de mujeres suplicando “ya no más, ya no más, hay niños, mujeres, ancianos”.

Los policías ignoraron los pedidos de la gente que juraron proteger y continuaron con el sadismo. Otro video muestra la presencia de policías infiltrados encapuchados, simulando ser vándalos.

A ellos mismo la policía los observa y los escolta. Tan evidente esta estrategia propia de las guerras sucias, que la Policía tuvo que emitir un comunicado. Allí señala que los encapuchados eran miembros de la policía judicial que estaban cumpliendo allanamientos con orden judicial.

¿Y por qué, si tienen autorización judicial, deben cubrir sus rostros y no portar uniforme? A otros con esas mentiras.

En Imbabura también se reportaron manifestaciones a lo largo de este asueto. La fuerza pública respondió con la misma salvaje represión.

Por si fuera poco, el Gobierno realizó una morbosa exhibición de fuerza al llevar más de 5.000 militares hasta Quito, supuestamente para defender la ciudad.

Los medios publicaron las fotos de los uniformados saliendo de aviones, que acababan de aterrizar en el aeropuerto Mariscal Sucre.

Este 12 de octubre, cuando se conmemora la resistencia del movimiento indígena, se convocó otra gran manifestación en Quito. Hay tanquetas en las plazas del centro histórico de la capital y hasta en el tradicional barrio de Villaflora.

Un despliegue que ofende a aquellas zonas del país, especialmente de la Costa, tomadas por grupos delincuenciales. Los que viven allí están solos, en la indefensión porque las armas del Estado se usan para reprimir a sus hermanos, en lugar de defenderlos frente a los criminales.

La gran obra de Noboa, hasta ahora, es la destrucción de la imagen de la Policía, pero especialmente de las Fuerzas Armadas.

El pueblo ecuatoriano siempre tuvo una especial confianza en sus soldados, porque ganaron la Guerra del Cenepa, y porque, cuando encabezaron una dictadura militar, en los 70, nunca alcanzaron los niveles de salvajismo que sus colegas del Cono Sur.

Pero también porque en las manifestaciones que derrocaron a Bucaram, Mahuad y Gutiérrez, jamás abrieron fuego contra el pueblo. De hecho, cuando les dieron esa orden se rehusaron.

Pero en la memoria del país está el video de militares pateando el cadáver de Efraín Fuerez y el único compañero que se quedó junto a él.

Están las imágenes de policías gaseando periodistas o a manifestantes esposados. Están las imágenes de policías golpeando y deteniendo ancianas indígenas.

Este paro, deja como primer resultado, el derrumbe total de sus fuerzas de seguridad. Policía y militares ya tenían problemas por la infiltración del crimen organizado, pero se creía que aún eran casos focalizados.

Lo de ahora en cambio es desolador. Policías y militares se prestan para todo, incluso para cumplir los sueños húmedos y sádicos de un nño malcriado millonario, devenido en presidente. Están actuando por fuera de la ley, violando todas las garantías constitucionales y derechos.

Están siguiendo las órdenes de un personaje que no lleva la Patria en el corazón, que no tiene nociones de ecuatorianidad, no conoce su historia, no ama sus costumbres ni sus lugares. Es un extranjero que está usando a la fuerza pública para aplastar al pueblo que se siente traicionado.

La gente, cuando ve militares o policías, ya no se siente segura. Todo lo contrario, siente miedo por su actuación mafiosa. Si siguen ese rumbo, la caída del Estado ecuatoriano será total, puesto que, como Haití, se habrá quedado sin fuerza pública, al menos una de verdad.

El indígena Efraín Fuérez muere víctima de la represión desatada por el Ejército

Efraín Fuérez

Imágenes de cámaras de seguridad muestran el instante en que Efráin Fuérez cae, luego es socorrido por un compañero quien recibe patadas en el suelo por parte de los soldados.

Efraín Fuérez
El indígena Efraín Fuérez, de Cotacachi, víctima de la represión de la fuerza pública este 28 de septiembre de 2025.

Indignación generalizada en las redes sociales a raíz del asesinato del indígena Efraín Fuérez, a manos de soldados del ejército ecuatoriano.

El asesinato llega luego de que este fin de semana se intensificara el paro en la Sierra Norte. El sábado se produjeron masivas marchas en Otavalo y Cayambe.

Con ese antecedente este domingo 28 de septiembre de 2025 continuaron las protestas. Imágenes captadas por cámaras de seguridad, viralizadas en las redes sociales, muestran el instante en que cae Fuérez.

Su cuerpo yacía en el asfalto de la carretera Panamericana. Entonces un grupo de manifestantes intenta auxiliarlo, pero, al ver que se acercaban soldados, todos huyen, excepto uno.

Ese compañero se queda junto al cuerpo. Cuando llegan los soldados, en lugar de proveerle asistencia, le caen a patadas al amigo no identificado de Fuérez.

Esa inhumana acción generó el repudio de la población que ve como los soldados que deben protegerlos, se vuelven contra ellos.

La violencia con la que actúan los uniformados ocurre pocas horas después de que el presidente Daniel Noboa, sorpresivamente, cesara en funciones a Iván Vásconez como comandante de la Fuerza Terrestre. En su lugar se nombró a John Miño.

Fuérez era un reconocido comunero de Cotacachi (Imbabura). Padre de familia, con experiencia en la construcción y que en el pasado lideró su poblado, ubicado muy cerca de Cuicocha.

Ante la indignación ciudadana, la Fiscalía anunció el inicio de investigaciones. Mientras que el prefecto de Imbabura condenó la represión.

Lo mismo hicieron los siete prefectos de la Revolución Ciudadana. Mientras que el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, expresó: “se prioriza el ego antes que la vida de nuestros hermanos. Mientras no haya un proyecto país trabajado desde las bases y con verdadero liderazgo, Ecuador seguirá en esta ruta de dolor”.

De su lado, el Gobierno guarda silencio. Las Fuerzas Armadas informaron, sin mencionar la muerte de Fuérez, que en la Sierra Norte se produjeron enfrentamientos cuando los uniformados custodiaban un convoy de camiones con alimentos.

“12 militares heridos y 17 desaparecidos tras ser emboscados mientras cumplían su misión de custodiar un convoy de alimentos para las comunidades más necesitadas en la Sierra norte”, señala el tuit.

Así el paro entra a su segunda semana, con su primera víctima. Mientras el Gobierno sigue atrincherado, promoviendo todo tipo de violaciones a los derechos humanos, con tal de imponer su voluntad.