Mayoría oficialista en la Asamblea protege a Pablo Celi

El contralor preso, Pablo Celi, tiene una importante coraza que le permite seguir despachando desde la cárcel. Su más reciente movida fue nombrar a su número dos.

El contralor Pablo Celi, durante una sesión de la Asamblea Nacional, el 28 de enero de 2020.

En una votación que dejó absorto a medio país la Asamblea Nacional perdió la oportunidad de acelerar el proceso que permita destituir a Pablo Celi como contralor general del Estado.

No se trata de un error, sino de una jugada bien calculada. El nuevo régimen no puede perder el control de la Contraloría, pues esta es uno de los ejes de la estrategia que se implementó para cambiar el rumbo político del país.

Este viernes 25 de junio sesionó el Pleno de la Asamblea. Una mayoría conformada por 80 legisladores decidió que primero se tramite el juicio político al exministro de Energía, René Ortiz. Es un proceso sin ninguna consecuencia puesto que si hay censura no servirá de nada ya que Ortiz ya no es ministro.

Sin embargo, esa movida dilata el juicio político a Pablo Celi. Ese sí un proceso urgente pues este está preso acusado de encabezar una red de corrupción que desvanecía informes a cambio de dinero. Uno de sus clientes, además de las grandes petroleras que operan en el país, era nada más y nada menos que la poderosa Claro.

Según el marco jurídico vigente, la Comisión de Fiscalización solo puede tramitar un juicio político a la vez. Así que primero tendrá que seguir el proceso contra Ortiz, lo que probablemente dure dos meses, y luego enfocarse en Celi. 

Así lo decidió una mayoría conformada por CREO, Pachakutik, Izquierda Democrática y Partido Social Cristiano (PSC). La súper mayoría tuvo 80 votos. 

Se trata de los grupos políticos benefactores de Celi. Sin su campaña de persecución política lanzada hace cuatro años, ninguno de ellos habría alcanzado la votación obtenida en los pasados comicios.

Sabiendo eso, Celi sigue despechando desde la Cárcel 4 de Quito. Nombró a su número dos para que dirija la Contraloría mientras él está preso. Se trata de Carlos Alberto Riofrío, un funcionario de carrera, pero seguramente fiel al contralor preso.

Ya lo dijo la fiscal general del Estado, Diana Salazar: Pablo Celi tiene amigos que hacen presión por todos lados. A ella, por ejemplo, la presionaron, para que lo “deje defenderse en libertad”, pese a las fehacientes pruebas acumuladas en su contra (incluidos procesos judiciales en Estados Unidos).

https://twitter.com/DianaSalazarM2/status/1404442747281543175

Punta de lanza de la persecución política

Esa estructura que defiende a Celi surge en el gobierno anterior, pero continúa en el actual como lo evidencia la reciente a votación en la Asamblea. 

A Celi le incautaron su celular. En uno de los chats ordena destituir al rector de la Universidad Técnica de Manabí, César Véliz, a la postre suegro del excandidato presidencial, Andrés Arauz.

Es que Celi, junto a la fiscal Salazar y los medios, fue la punta de lanza de la estrategia que tuvo como objetivo la destrucción de la Revolución Ciudadana. De él surgieron campañas como avión presidencial se usó para sacar dinero a paraísos fiscales, Ecuador está sobreendeudado y el hostigamiento a Fuerza Compromiso Social y más.

A cambio a Celi lo dejaron enriquecerse mediante la venta de informes a grandes empresas. Por eso Celi no puede caer, porque si eso ocurre, todos los cimientos del nuevo orden tambalean. Y por ello también el país tiene que aguantarse un Contralor preso.

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