Nunca antes había quedado evidenciado de manera tan salvaje la división de clases en Ecuador: los ricos se vacunan con todas las comodidades y los pobres aguantando largas horas de espera.

Este medio pudo conocer que la feria de vacunas contra el Covid-19 sigue en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), en Samborondón (Guayas).
Ese centro de educación superior, favorito del Gobierno, fue elegido para vacunar en la fase cero a trabajadores de la primera línea de lucha contra la pandemia. Pero allí también trabajan el expresidente Alfredo Palacio y el exvicepresidente Alberto Dahik.
Durante estos días, la vacunación VIP sigue en esa universidad pese a las críticas generalizadas. Ahora se está vacunando a ancianos, cuyos hijos o nietos tienen las conexiones suficientes para conseguir el pase dorado.
Y eso ocurre mientras este martes 23 de marzo largas filas de ancianos se formaron en Quito. Ellos habían sido convocados para recibir la primera dosis de la vacuna.
Videos en Twitter mostraron cómo los adultos mayores esperaban por horas para ser atendidos. Hasta que alguien les dijo que regresen luego porque las vacunas no llegaban.
Así Ecuador observa un espectáculo sin precedentes: una feroz división de clases. Mientras los ricos se vacunan en cómodas instalaciones (algunos incluso con música de saxo de fondo) y a la hora pactada, los pobres deben hacer largas filas en las condiciones más indignas.
Con una perplejidad que asombra el abogado del radiodifusor Gonzalo Rosero reconocía que la esposa de este también se vacunó. Por supuesto sin tener que hacer fila.
Justificaciones por todos lados
Mientras que el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, justificó su vacunación VIP porque es un veterano de la Guerra del Cenepa. Como si fuera el único con esa condición.
Ante esta suma de descaradas declaraciones, La Posta metía más leña en el escándalo al publicar audios entre funcionarios del Ministerio de Salud Pública (MSP).
La conversación muestra un pedido desesperado de un funcionario rogando por la lista que él vacunó en Presidencia. Que hasta el personal de cocina inmunizó, reconoce.
En otra parte se habla de que la vicepresidenta María Alejandra Muñoz estaba al tanto de la vacunación VIP, que incluyó a ministros.
Frente a esto, el presidente Lenín Moreno, desde Guayaquil, justificó la vacunación del gabinete porque es un asunto de seguridad nacional. Que ese es el procedimiento en las guerras, aseguró. Incluso se llega a preguntar que hace el país si el ministro de Economía, Mauricio Pozo (otro vacunado), se enferma.
En esa misma intervención finalmente tomó distancia de su exministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, quien reconoció en una carta los errores del plan de vacunación. Un plan, que según Moreno, solo existía en la cabeza del funcionario.
Y la Fiscalía, que ha llamado a todos los vacunados VIP a declarar lo que ralentiza las investigaciones, pidió el testimonio de la primera dama, Rocío Moreno, otra de las vacunadas VIP.
Con esa suma de hechos ocurridas en las últimas 24 horas, el escándalo de las vacunas VIP sigue creciendo pero sin que haya alguna consecuencia real. Los ministros vacunados siguen en sus puestos bajo la protección del presidente y de los medios, cuyos dueños también se vacunaron. Y ese panorama solo demuestra la debacle institucional del país.
- Se derrumba otra mentira del Gobierno: no tienen el control de las cárceles
- Corte sucumbe ante la presión y da vía libre al referendo para convocar a una Constituyente
- Daniel Noboa huye de Otavalo en helicóptero
- Movimiento indígena enfrenta la mayor ola represiva de su historia
- Corte Constitucional apenas hace modificaciones al decreto que convoca a una Constituyente
Muy buen aporte. Gracias por compartirlo.