Un ministro que no entiende qué hizo mal y un presidente que ya se vacunó

El ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, defiende la vacunación de su madre. Mientras el presidente Lenín Moreno se vacuna de manera secreta.

El presidente Lenín Moreno el pasado 27 de enero de 2020 durante su visita a Estados Unidos.

Tras la andanada de críticas de todo el arco político ecuatoriano, incluyendo la Asamblea Nacional, salió a hablar el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos.

El funcionario atraviesa una tormenta porque el pasado sábado vacunó a su madre en una exclusiva residencia de ancianos que administra el Hospital de Los Valles en Quito.

Propio de estas crisis en la que se pide la renuncia del funcionario, Zevallos emitió un video donde indica que ya se han vacunado a 2.890 personas, entre ellas su madre.

“No entiendo de política”, afirma. Luego asegura “si quieren que deje fuera del proceso de vacunación a mi madre, difiero”.  Y por eso aclara que no va a renunciar, más bien hace una promesa que no va a poder cumplir: que para octubre todos los ecuatorianos estarán vacunados contra el Covid-19.

Así Zevallos expresa públicamente que, para él, no se ha cometido ningún error o aburo. Es que no se trata de comprender la política, visto esto como si fuera un lugar lejano. Es más bien comprender qué es el servicio público, el cual obliga a anteponer el bien común por encima de los intereses privados.

Porque el ministro no explica cómo así la brigada de vacunación fue a una residencia de ancianos que no constaba en el plan de vacunación. No responde por qué solo, se vacunó a su madre y al personal que la atiende, pero no al resto.

Y este es el meollo del problema: el abuso. Zevallos usó su calidad de ministro para satisfacer un interés particular que se disfraza como el amor de un hijo hacia una anciana madre.

No es esa la discusión, sino por qué primero y solo ella. ¿Por qué se saltaron los planes? ¿Por qué fue oculto? Y lo fue porque en el fondo él sabe qué estaba cometiendo un abuso por eso desalojaron del lugar al equipo de prensa que intentó cubrir la vacunación.

Lo grave para Ecuador es que tiene un ministro de Salud que no comprende sobre el servicio público y el interés común. Así cada vez que lo llame una persona con contactos le dará la vacuna, porque desde su óptica tarde o temprano todos se vacunarán, así que el orden no importa.

Pero sí que importa porque todos los protocolos indican que hay que vacunar primero al personal médico de primera línea. Pero en estos momentos se dejó de lado, por ejemplo, a los médicos residentes y hay otras denuncias de doctores que no han alcanzado la inmunización.

La declaración del ministro confirma que el plan de vacunación es solo un documento que nadie respeta. Vendrán las vacunaciones escondidas gracias a llamadas telefónicas.

Justamente eso fue lo que hizo el presidente Lenín Moreno. En todos los países del mundo los mandatarios ancianos se vacunan como una muestra de confianza para la población que es bombardeada por noticias falsas sobre supuestos efectos secundarios. Por eso siempre es un acto público.

Pero Moreno no hizo eso: como la madre de Zevallos, él también se vacunó, pero de forma escondida. A él no le interesa generar confianza, sino exclusivamente su salud para poder viajar de manera segura a Estados Unidos.

Para desgracia de Ecuador, pero especialmente del personal médico que atiende en los hospitales, lo hecho por Moreno y su ministro de Salud, solo confirma que habrá feria de vacunas. A ellos les llegará la inmunización solo cuando los poderosos se hayan vacunado.

Y por más que se quiera normalizar semejante desfachatez, eso constituye un delito, tanto en el ámbito penal como político. Habrá que esperar hasta mayo, cuando haya un cambio de gobierno, para que gente decente ocupe tanto la Presidencia de la República como el Ministerio de Salud. (O)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *