Todos los candidatos intentaron enfrentarse con Andrés Arauz quien fue de menos a más. Empezó nervioso y terminó rebatiendo a todos y contestando cada una de las preguntas que los moderadores le hicieron.

Finalmente hubo debate. No era un asunto de formato, ni de moderadores, sino de participantes. Antes del debate organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que se realizó este fin de semana hubo otros dos encuentros: uno organizado por la Cámara de Comercio de Guayaquil y otro por diario El Comercio.
En ambos casos los espectadores se quejaron porque se trató más de un foro ya que los candidatos nunca confrontaron ideas. Como eran tantos candidatos el programa se tornó aburrido salvo por las salidas de foco de algunos aspirantes que se viralizaron en las redes sociales.
Pero eso cambió en el primer debate organizado por el CNE y que es de obligatorio cumplimiento para los candidatos porque así lo establece el Código de la Democracia.
Para ello el CNE conformó una comisión organizadora con integrantes críticos a Rafael Correa. El escenario fue el canal incautado TC Televisión, en Guayaquil, y se transmitió en cadena nacional.
Se eligió un formato tonto: preguntas en sobre cerrado que fueron un dolor de cabeza al momento de abrirlos. Los moderadores Andrés Jungbluth y Ruth de Salto tuvieron que luchar con esos sobres luego de escoger en un ánfora las preguntas sobre cuatro tópicos: economía, salud/educación/grupos vulnerables, política internacional y corrupción.
Los candidatos tenían dos minutos para responder y solo cuando terminaba la ronda venía la repregunta del moderador, lo cual era un sinsentido porque se había perdido la idea. Pero más allá de esos errores el debate del CNE reveló que solo cuando estuvo Andrés Arauz hubo confrontación de ideas.
Los candidatos Juan Fernando Velasco, Paúl Carrasco, Yaku Pérez, Isidro Romero se dirigieron directamente a Arauz que tuvo que enfrentarse a todos.
El candidato de la alianza Unión por la Esperanza (UNES) tuvo un inicio accidentado porque estaba visiblemente nervioso. Pero en el segundo día su presentación mejoró notablemente.
Respondió a todos, incluido a Velasco que le lanzó denuncias de corrupción. Más allá del intercambio lo que revela el encuentro es que si antes no hubo debate es porque la diferencia la marca Arauz, no solo porque encabeza las encuestas sino porque sus postulados e ideología diferentes permiten el debate.
Hasta la periodista Ruth del Salto intentó confrontar con Arauz. En el primer día le inquirió porque habla del pasado, mientras que en la segunda jornada le preguntó en calidad de qué fue a Argentina a buscar a vacunas y este hábilmente respondió: “en calidad de futuro Presidente de Ecuador”.
Fue el mejor momento de Arauz porque si en el primer día eludió la confrontación, en la segunda jornada se metió de lleno a este. Tuvo puños para todos, y hasta para responder todas las preguntas que le hicieron los moderadores.
El resto de los candidatos, con matices, piensan bastante parecido. Por eso las propuestas no se distinguen, pero cuando está Arauz eso cambia. Ya hay contrastes y por ende choque de ideas, aunque claro se convierte en una lucha de todos contra uno.
Y eso deja mejor posicionado al candidato de UNES porque refuerza el mensaje de él contra la partidocracia o la representación del pasado.
De igual manera, por el horario (noche del fin de semana) el efecto del debate en el electorado es muy limitado, salvo en la burbuja del Twitter. Ahora ya solo queda esperar el día de las elecciones, el 7 de febrero, salvo alguna sorpresa de última hora. (O)
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