¿Quién gana y quién pierde con la salida de Romo?

Los triunfadores son pocos: la Revolución Ciudadana que convirtió a la exministra en el blanco predilecto de sus ataques y el interpelante Roberto Gómez. Los perdedores muchos: Moreno y su gobierno, Ruptura y toda la derecha mediática que hasta hoy defiende a una de sus más grandes exponentes.

María Paula Romo
María Paula Romo durante su defensa en el juicio político que se realizó en su contra el pasado 24 de noviembre de 2020.

Más de 24 horas después de la censura de María Paula Romo como ministra de Gobierno, las emociones siguen a flor de piel. Los que consideran la destitución una victoria siguen disfrutando y quienes se sienten derrotados, aunque digan lo contrario, aún lloran la partida de alguien que los entusiasmaba.

Entonces, en base a los pronunciamientos de las primeras horas tras la caída de la mujer más fuerte que haya conocido Ecuador, ¿quién gana y quién pierde con su censura? Primero los vencedores.

Revolución Ciudadana empieza a ser la voz cantante en la Asamblea

En el centro, la legisladora de Revolución Ciudadana, Amapola Naranjo, junto con candidatos a la Asamblea Nacional por la alianza Unión por la Esperanza (UNES).

La censura de María Paula Romo es consecuencia de la reestructuración de la Comisión de Fiscalización. Y esa fue una obra política cuyo arquitecto es Pabel Muñoz, asambleísta de la Revolución Ciudadana.

Este legislador lideró las negociaciones en torno a la conformación de la nueva comisión que sustituyera a la anterior, donde estaban los señalados por el reparto de hospitales.

Muñoz avanzó hasta donde pudo, pero fue suficiente para enjuiciar y destituir a Romo. Punto para la Revolución Ciudadana. A eso se suma que una de las interpelantes vino de esa bancada legislativa, Amapola Naranjo.

Era el segundo intento de la legisladora por colocar a Romo en el banquillo de los acusados y esta vez lo logró. Para evadir la estrategia de la ministra de igualar su juicio como un ataque a la policía, Naranjo apareció rodeada de las personas que perdieron un ojo durante la represión en octubre de 2019.

Además evitó los radicalismos al unirse a Lourdes Cuesta y Roberto Gómez, grandes detractores de la Revolución Ciudadana, para hacer un frente común.

Eso permitió que todo el espectro legislativo no vea al juicio como una vendeta de la Revolución Ciudadana contra Romo. Segundo punto para ellos.

Pero el triunfo más grande es que la tesis de Revolución Ciudadana son las que empiezan a liderar el Legislativo. Y eso ocurre porque el momento político del país está cambiando, y en época electoral a los asambleístas les resulta imposible ir contra el deseo o la voluntad popular. Así la bancada se convierte en la figura gravitante de la Asamblea.

Roberto Gómez, el rebelde que logró el respaldo de CREO

El asambleísta Roberto Gómez durante una intervención ante el pleno del Legislativo.

El otro interpelante de María Paula Romo es el que ha recibido las más duras críticas de los medios que en algún momento lo consideraron parte de los suyos.

Roberto Gómez es familiar de Guillermo Lasso y rompió con él cuando pactó con Romo conformar una mayoría legislativa que le dio la presidencia de la Asamblea al oficialista César Litardo.

Para Gómez eso fue un error de cálculo gigantesco porque CREO perdía el codiciado sitial de bloque opositor y pasaba al oficialismo con un gobierno que en mayo de 2019 ya apestaba.

Gómez siguió su instinto y apuntó contra la más alta figura del oficialismo y mimada de Guillermo Lasso. Hizo gala de pragmatismo: se alió con Revolución Ciudadana porque sin sus firmas el juicio político jamás lograría completar el apoyo mínimo. En esa aventura la acompañó Lourdes Cuesta, otra desertora de CREO.

Primero consiguió el respaldo del Partido Social Cristiano (PSC) ahora aliado de CREO, también porque Cuesta ahora busca la reelección en Azuay como socialcristiana.

Ya en las vísperas de la votación final ocurrió lo impensable que la antigua bancada de Gómez y Cuesta se sume a sus tesis y apoye la destitución de Romo.

A Luis Pachala, jefe de bancada de CREO, no le quedó más que plegar con Gómez, pese a su odio hacia él por señalarlo como oficialista.

Gómez no busca la reelección, pero podrá concluir su periodo no solo con el trofeo de Romo sino con el dulce sabor que al final, su antigua bancada le dio la razón. Él siempre la tuvo: apoyar al gobierno de Moreno era un error.

Estos son los ganadores; los perdedores son los siguientes.

Ruptura y Gobierno, los grandes perdedores

El presidente Lenín Moreno saluda a María Paula Romo el pasado 24 de noviembre de 2020.

Son los perdedores más obvios. María Paula Romo, desde que se hizo cargo del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional, era la presidenta de facto. Ni siquiera no convertirse en vicepresidente le quitó ese sitial.

Lenín Moreno apoyó hasta el último a su ministra (curioso: con ella fue leal siempre, o tal vez con lo que representa). Y a ese apoyo se sumó el gobierno en pleno.

No solo fue que en la intervención final la arroparon todos los ministros y el presidente, sino que circuló en las redes un video de la fila de funcionarios para besar la mano de Romo. Se notaba un ambiente de duelo. La derrota se sentía en el aire.

A eso se suma que Ruptura se queda sin cabeza en el gobierno porque la torpeza verbal de Juan Sebastián Roldán no le da para reemplazar a la ministra.

El movimiento ve defenestrada a su principal líder. Es como si el pasado martes la presidenta del gobierno de Ruptura haya sido destituida.

La derecha mediática se queda sin su hija pródiga

María Paula Romo en su última entrevista con Janeth Hinostroza, en el canal Teleamazonas.

Aquí la lista es larga. Faltarían páginas para enumerar los “líderes de opinión”, “analistas” y “tuit stars” que defendían y defienden a Romo.

Ahora insisten en que ser censurada por una Asamblea desprestigiada es una medalla de honor, pero ¿qué dirán en cuanto a servir a un gobierno cuya desaprobación supera el 90%?

Sin argumentos, solo les quedaba alabar cualidades personales de Romo. Toda la derecha mediática, principalmente de Quito, defendió hasta el último a la ministra.

Pero, y es algo que ya lo notaron en la elección de alcalde, su palabra ya casi no vale nada. Solo se leen entre ellos, en la burbuja de Twitter que les ha dado relevancia, pero a un nivel de élite.

Esa misma realidad chocará contra ellos en febrero próximo cuando sumen una nueva derrota. Ya no tienen influencia, ni en la esfera popular ni tampoco en la política.  (O)

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