Termina la presidencia de María Paula Romo

La Asamblea Nacional pone fin al periodo de María Paula Romo, ministra de Gobierno y convertida en la mujer más fuerte en la historia del país. Acumuló tanto poder que ella era la presidenta de facto del país.

María Paula Romo
La ministra de Gobierno, María Paula Romo, rodeada del mando policial durante su ingreso al Palacio de Carondelet este 24 de noviembre de 2020.

Con 104 votos a favor la Asamblea Nacional censuró y destituyó a la ministra de Gobierno, María Paula Romo. Solo se requerían 91 voluntades pero el odio a la funcionaria es tal que se rebasó con facilidad el número mágico.

El resultado del juicio político de este 24 de noviembre de 2020 abona más en la nueva realidad política del país que empezó en octubre de 2019. La oposición ya no está a la defensiva, sino que pasó al ataque y pone al oficialismo contra las cuerdas.

Ni siquiera el movimiento CREO respaldó a Romo, pese a que Guillermo Lasso dijo que era lo mejor que tenía el gobierno de Lenín Moreno. A la ministra le quedaron unos cuantos aliados en los restos de Alianza PAIS y en aquellos independientes que se favorecieron con el reparto de los hospitales.

El resto de bancadas: lideradas por la Revolución Ciudadana y el Partido Social Cristiano (PSC) apostó por la censura. A ellos se unieron Pachakutik, la Izquierda Democrática y parte de Alianza PAIS (la facción que lidera José Serrano). SUMA prefirió abstenerse.

Lo ocurrido hoy, tras casi 9 horas de sesión parlamentaria, no solo es la destitución de una ministra. Se trata de la defenestración de la principal gestora política del Gobierno, quien comandó la represión policial en octubre de 2019 y desbancó a Otto Sonnenholzner en el manejo de la pandemia.

Con semejantes antecedentes Romo se convirtió en la mujer que más poder político ha acumulado en la historia de este país. Tejió una red clientelar en la Asamblea gracias al reparto de instituciones públicas (hasta hospitales regaló a los Bucaram lo que le costó a Guayaquil un baño de sangre con el coronavirus).

Su falta de escrúpulos le permitieron mantener sus dominios en la Asamblea. Mientras que con el manejo de la Policía y la Fiscalía consiguió mantener a la oposición acorralada.

Pero nada dura para siempre, y eso fue el principal error de Romo, que es básicamente el principal yerro de los poderosos: creer que estarán en el cargo eternamente.

Así, el momento político cambió y ella, que disfrutaba opacar a Moreno como presidente de la República, se convirtió en el blanco del odio popular. A medida que se acercaban las elecciones, los aliados se le esfumaron y se quedó sola.

Únicamente Moreno, convertido ya en un presidente pintado en la pared, le fue leal, al igual que el gabinete ministerial.

Por eso la censura de hoy es equiparable a la defenestración de un Presidente de la República. La propia Romo se encargó de hacer más dolorosa su caída. Se defendió desde el Palacio de Carondelet, rodeada de la Policía y de Moreno, disminuido ya a la condición de su sirviente.

Romo quería dejar claro que ella era el poder, que ella era la policía, y que si la sacaban vendría el caos, la extinción de Moreno y el regreso de lo que los medios de comunicación llaman correísmo.

Ahora el “presidente” Moreno está en graves problemas. Ya no tiene una figura política de envergadura, está desnudo, a la merced de sus enemigos que a estas alturas son el 97% de los ecuatorianos.

La putrefacción de su régimen se acelerará y la misma posibilidad de terminar el mandato está en riesgo. ¿Quién está dispuesto a jugarse por él? ¿Los medios? Probablemente solo esa carta le queda.

Pero si la Asamblea sabe interpretar el nuevo momento político del país apuntará a otros funcionarios para como francotirador ir derribando cuanto ministro pueda. Huído Richard Martínez a Washington, el blanco obvio es el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos. (O)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *