Aquiles Alvarez emerge como líder de la oposición

El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, acudió a la Comisión de Garantías Constitucionales de la Asamblea para exigir explicaciones sobre el vehículo de Industrial Molinera que visitó al principal sospechoso del bombazo en la Bahía.

Aquiles Alvarez
El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, acudió a la Comisión de Garantías Constitucionales de la Asamblea, el 21 de octubre de 2025.

Cada vez que el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, viaja a Quito, es un hecho político de enorme importancia para el país. Pero lo ocurrido ayer sobrepasa cualquier expectativa.

Alvarez y el gerente de Segura EP, Álex Anchundia, fueron convocados por la Comisión de Garantías Constitucionales de la Asamblea Nacional.

El motivo de la reunión era analizar el caso Porsche que involucra a un vehículo de esta marca, el cual está a nombre de Industrial Molinera (empresa cuyos dueños son la familia Noboa), con el que era el principal sospechoso de colocar una bomba en la zona de la Bahía, en Guayaquil.

A la cita también estuvieron convocados los ministros de Gobierno, Zaida Rovira y del Interior, John Reimberg, pero no acudieron. El caso de Rovira era especial porque cuando estalló la bomba ella era gobernadora del Guayas.

En aquella ocasión, en una muestra de soberbia ignorancia, dijo que la seguridad de la Bahía era responsabilidad del Municipio de Guayaquil. Pese a eso no fue, al igual que el fiscal que llevó la causa y se rehusó a presentar cargos contra el implicado.

Alvarez hizo una detallada descripción de los hechos y remarcó el silencio gubernamental. Que en este caso comunica mucho. Puso como ejemplo que la rueda de prensa semanal de la vocera de Noboa, Carolina Jaramillo, fue suspendida sin ofrecer explicaciones.

Nadie ha reaccionado. Ni Rovira, ni Reimberg, y en este último es raro porque es muy conocida su costumbre de empapelar a jueces y fiscales.

La claridad de Alvarez fue tan contundente que dejo mudos a los cuatro asambleístas de ADN que acudieron a la Comisión con la clara misión boicotear la sesión.

La única que se atrevió fue Nathalie Morillo, exConstruye y hoy chearleader de Daniel Noboa, como ella mismo se reconoció. Ella solo alcanzó a preguntar a Alvarez si acudirá a la Comisión de Justicia, donde también fue convocada para analizar la bomba en Mall del Sol.

La pregunta fue acompañada de una loa a Noboa y destacando como este no tiene procesos judiciales, ni grillete. Alvarez, que tiene este dispositivo por la persecución del Gobierno, respondió: claro, porque controlan la justicia.

Y de ahí destrozó a toda la bancada de ADN. Le enrostró el caso Progen y la negativa de la mayoría oficialista a fiscalizar. Morillo solo pudo bajar la cabeza. Contesten, gritó el alcalde de Guayaquil.

Después dijo algo que quedará grabado en la hemeroteca. El poder es efímero, y cuando termine este mandato, en el corto o largo plazo, el presidente se irá a Nueva York y cambiará el chip de su teléfono, y nunca más le contestará mientras ustedes enfrentan procesos judiciales, les espetó.

Por eso les aconsejó que revisen bien su posición porque ellos creen que están defendiendo al “Divino Niño”. Los asambleístas de ADN no pudieron reaccionar.

Pero más allá del gran performance de Alvarez en la Asamblea, el alcalde de Guayaquil se lleva un gran logro: romper el cerco mediático.

Él mismo, al igual que el coordinador de la bancada de la RC, Juan Andrés González, ofrecieron ruedas de prensa sobre el caso Porsche, pero ningún medio hegemónico, excepto Expreso, publicó.

Al acudir a la Asamblea, Alvarez se colocó en otra plataforma que resultó imposible para los medios ignorar. Ahora, el caso Porsche está en la agenda mediática, pese a las prevernciones de los periodistas de evitar a toda costa nombrar a Industrial Molinera.

Así Alvarez logró aumentar la presión sobre los voceros gubernamentales e incluye a los asambleístas de ADN. Además, logró sembrar la idea en el imaginario público la sospecha del autoatentado, un pensamiento que hasta ayer solo recibía burlas.

Lo hecho ayer coloca a Alvarez en un sitial, donde probablemente él no quería estar. Y es el del líder de la oposición. Está allí obligado por las circunstancias, frente a una salvaje persecución.

A ese factor se suma las contradicciones internas de la RC, que no ha podido articular una oposición real, en gran parte porque su máximo líder, Rafael Correa, está fuera del país.

De igual manera, lo ocurrido ayer, generará odio entre el Gobierno, poco acostumbrado a los golpes. Así que Alvarez y el Municipio les toca esperar el nuevo golpe que vendrá del régimen.

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