El presidente asegura que comunicará sus actividades por redes sociales para no interrumpir programación. Es que no lo necesita: tiene cobertura positiva todo el tiempo.

En lo que se refiere a comunicación, el presidente Guillermo Lasso plantea una profundización de la política adoptada por su antecesor. Se trata de satisfacer todas y cada una de las demandas de los medios.
Por eso ellos fueron los primeros atendidos en su gobierno. El primer día de gestión derogó el reglamento de la Ley de Comunicación y en la segunda jornada envió a la Asamblea un proyecto legal para derogar esta norma.
En esa línea llegó un nuevo anuncio. Lasso renuncia a las cadenas para informar sobre sus actividades. Por supuesto no habrá sabatinas, ni programas de entrevistas con periodistas amigos o cadenas los lunes por la noche como hacía Lenín Moreno.
Lasso dice que va a comunicar su gestión a través de redes sociales, con enlaces en vivo. Y el que quiera saber de él podrá conectarse. Con eso evita interrupciones de los programas favoritos de los ecuatorianos (esas palabras pronunció).
La escasísima oposición al nuevo gobierno se preguntaba cómo así Lasso renunciaba a comunicar a ese importante segmento de la población que no tiene internet.
Es que según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), que son de 2019, solo el 46% de los hogares ecuatorianos tiene acceso a internet. Y en las zonas rurales esa cifra es del 21%.
Probablemente con la pandemia esas cifras han aumentado porque internet ya es un servicio básico. Aunque queda claro que no todos en Ecuador tienen acceso a la red.
Entonces, ¿cómo se entiende la decisión? Es que sencillamente Lasso no necesita las cadenas. Los presidentes suelen usarlas para fundamentar decisiones de Estado o para comunicar la puesta en marcha de su plan de gobierno.
Rafael Correa por ejemplo requería horas y horas de cadenas porque cada decisión que tomaba, era boicoteada por los medios. Mientras que Moreno necesitaba propaganda para ocultar su desgobierno.
Ante eso, Lasso tiene cobertura positiva asegurada todo el tiempo. Por ejemplo, su administración ya decidió que los subsidios a los combustibles no volverán.
Frente a ello, no solo que los medios no critican esa decisión, sino que la justifican. Para ello la portada de El Comercio que aseguraba que el aumento del precio de los combustibles ha ocasionado que los precios de los víveres bajen, por lo tanto los ecuatorianos deben apoyar que el diésel suba todos los meses.

Tampoco Lasso necesita a los medios para promocionar su gestión. Para muestra la firma de un decreto para “aumentar la competitividad”. Así, de la noche a la mañana, la competitividad del país aumentó, con una firma. Es el efecto Lasso, que los medios y sus analistas “informaron”.
De hecho, son las redes sociales el espacio de disputa. Lo que queda de la oposición ha sido relegada a ese terreno y es ahí donde el oficialismo va a dar batalla.
Lasso renuncia a las cadenas porque sencillamente no las necesita. Como los medios son su principal respaldo político, la propaganda oficial resulta inútil. Después de todo, ¿para que invertir recursos públicos en un servicio que el gobierno ya recibe de manera gratuita?
- Se derrumba otra mentira del Gobierno: no tienen el control de las cárceles
- Corte sucumbe ante la presión y da vía libre al referendo para convocar a una Constituyente
- Daniel Noboa huye de Otavalo en helicóptero
- Movimiento indígena enfrenta la mayor ola represiva de su historia
- Corte Constitucional apenas hace modificaciones al decreto que convoca a una Constituyente