Una cobertura mediática a favor, acciones de la Fiscalía en el momento más oportuno y omisiones del Gobierno fueron claves en el triunfo de Guillermo Lasso.

Andrés Arauz, candidato de la alianza Unión por la Esperanza (UNES), perdió las elecciones del pasado 11 de abril. Hay una serie de factores que explican su derrota. Casa adentro se reconoce ya una equivocada estrategia de campaña.
Incluso hay voces dentro del progresismo que señalan que Arauz no era un “buen candidato”. Desde la otra orilla se menciona la eterna disputa entre Rafael Correa y el liderazgo indígena como una de las razones por la abrumadora derrota en la Sierra.
Todo eso cuenta, pero también el contexto en el que se dieron las elecciones. Y es que el establishment fue fundamental en el triunfo de la derecha ecuatoriana. Con sus acciones jugaron un papel determinante en la victoria de Guillermo Lasso. Estas fueron sus estrategias.
Cobertura mediática sin fisuras a favor de Lasso

A finales de marzo, cuando ya había empezado la campaña electoral, la organización Participación Ciudadana (PC) publicó un informe sobre la cobertura mediática de ambos candidatos.
Mientras Lasso tenía 62,51 minutos en los principales medios televisivos del país, Arauz apenas obtenía 14,42. Es decir, el candidato de CREO y el PSC gozó de un 333% más de tiempo en televisión que su contrincante.
Pero hay más: solo basta comparar las entrevistas que hizo Contacto Directo (el programa matutino de Ecuavisa) a Arauz el 29 de marzo frente a la de Guillermo Lasso del 8 de abril.
En el primer caso, el diálogo se convirtió en un debate entre Arauz y la periodista Estéfani Espín sobre el cargo del candidato en el Banco Central. Mientras que la entrevista de Lasso fue su oportunidad para explicar profundamente sus propuestas, sin cuestionamientos.
Incluso días antes se había revelado que el hijo del ahora vicepresidente electo, Alfredo Borrero, se había vacunado. Además había denuncias de donaciones hechas por Lasso a una organización católica peruana vinculada a abusos sexuales. Pero esos temas no se abordaron en la entrevista.
Algo parecido se evidencia cuando se comparan las comparecencias de Arauz y Lasso en Los Desayunos, el espacio de entrevistas de Teleamazonas.
A eso se añade que pese a que los periodistas estaban en la cobertura, nunca publicaron cómo Borrero es sacado a empujones cuando se le pregunta sobre la vacunación de su hijo. Ese hecho recién lo reconoció cuando ya había ganado y ahí sí apareció la noticia.
Ningún medio cuestionó por qué Borrero no apareció en el cierre de campaña de Lasso o preguntó si el estratega de la campaña de Lasso, Jaime Durán Barba, se había vacunado, como lo informó La Posta.
En cambio cuando Clarín asegura que Arauz se vacunó en Argentina, ahí sí se difundió la noticia en Ecuador. Lo contrario ocurrió cuando Facebook reveló una red de trolles para desacreditar a Arauz: más silencio mediático.
Función Judicial: apuros y omisiones
La Función Judicial jugó un papel crucial desde el primer minuto. Un recurso de casación se tramitó de manera exprés para dejar fuera de la papeleta a Rafael Correa, quien aspiraba a ser candidato a vicepresidente.
A eso se suma que la sentencia, en segunda instancia, del Caso Sobornos, se dictó en plena pandemia, en julio de 2020. Apenas en un año todas las instancias del proceso judicial se agotaron, algo que suele demorar hasta 20 años en otros casos, como el de Jamil Mahuad.
Ya en campaña fue la fiscal general del Estado, Diana Salazar, la que jugó un rol preponderante. El 15 de febrero el fiscal colombiano la visita para supuestamente ofrecer información sobre donaciones del Ejército de Liberación Nacional (ELN) a la campaña de UNES.
La denuncia había sido reproducida por los medios ecuatorianos pese a que se había comprobado la falsedad de un video que era el sostén de la supuesta donación.
Posteriormente, con los resultados de la segunda vuelta, Salazar amagó con una incautación de los equipos informáticos del Consejo Nacional Electoral (CNE) para tramitar una supuesta denuncia de fraude. En ese momento ella estaba más cómoda con que Yaku Pérez, aspirante de Pachakutik, pase al balotaje.
Pero la acción de la Fiscalía también fue por omisión. Dos días después de la segunda vuelta llevó a cabo una serie de pesquisas que terminaron con la detención del contralor Pablo Celi y del exsecretario de la Presidencia de Lenín Moreno, Agusto Briones.
Las acciones se deprenden de una trama de sobornos en Petroecuador que arrancó en Estados Unidos hace más de año y medio. La fiscal solo actuó con resultados electorales en mano para no beneficiar a UNES puesto que todas las denuncias de corrupción contra sus cuadros se basaban en informes firmados por Celi.
Haber hecho eso en pleno proceso electoral fortalecía el argumento de UNES de que el Trujillato había fracasado y la máxima de “los corruptos siempre fueron ellos”.
Gobierno se paraliza
El gobierno de Lenín Moreno también jugó un papel fundamental. Solo basta recordar la amenaza del entonces secretario del gabinete presidencial, Juan Sebastián Roldán, de que todo candidato correísta iba a enfrentar a la justicia.
Ya en la campaña electoral retrasaron la publicación del informe de desempleo que debía hacer el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). El derrumbe de los indicadores sociales beneficiaba a UNES puesto que siempre criticó la política del régimen, mientras que Lasso la defendía porque sus legisladores votaron a favor de la Ley Humanitaria.
Mientras que en segunda vuelta retrasaron la elevación mensual del precio del diésel. Esa medida Petroecuador la solía anunciar a inicios de cada mes. Pero en abril solo lo hicieron el día 11, mientras los ecuatorianos aguardaban por los resultados de la segunda vuelta. Por supuesto también para no darle insumos a la campaña de UNES.
También está el hecho de que el gobierno se rehusó siempre a publicar la lista de vacunados VIP por temor a una «conmoción social», pese a existir una orden judicial al respecto. En las salas de redacciones de los medios se decía que si esa lista veía la luz «perdíamos las elecciones».
Así fue como jugó el establishment ecuatoriano, sin contar que la actuación del CNE para negar la candidatura de Correa y retrasar la de Arauz y Rabascall. Pero todo esto ya se sabía que iba a ocurrir, la pregunta clave es ¿qué hizo UNES para contrarrestarlo?
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