Jornada de horror en las tres principales cárceles del país concluye con 75 muertos en una matanza nunca antes vista en Ecuador. Moreno dice que es culpa de Correa.
El de Lenín Moreno es un gobierno de récords. Primero fue la peor crisis en la frontera norte y luego vino el más grave y largo levantamiento indígena que el país recuerde.
Cuando el país creía que ya lo había visto todo llegó la pandemia que significó la mayor tragedia para Guayaquil con imágenes nunca antes vistas. Un reguero de muerte con cadáveres amontonados en los hospitales y hasta en las calles.
Y ahora llegó el peor baño de sangre que el país recuerda. Esa creencia de que Ecuador es una isla de paz o que está ajeno a esas sangrientas batallas entre bandas que hay en México ya no existe.
Una jornada de horror en las cárceles de El Turi (Cuenca), Latacunga y Guayaquil terminó con 79 muertos. Videos macabros recorren las redes sociales como una muestra de la orgía de sangre que se ha vivido este martes en las cárceles del país.
La noticia es titular en los principales diarios del mundo colocando a Ecuador a niveles de aquellos estados fallidos de Centroamérica. Faltan poco más de dos meses para que Lenín Moreno deje el cargo y en ese lapso, que se hará lentísimo, todo puede pasar.
Ahora se sabe que el verdadero proyecto político de Moreno no era acabar con Rafael Correa sino que se trató y se trata de la destrucción sistemática del débil estado ecuatoriano. Débil era cuando llegó al poder y ahora está desmontado.
Mientras los presos se masacraban, Moreno llegó a decir que la culpa de estos hechos era del “correísmo” porque eso, según él, también ocurrió en octubre de 2019. Es decir, al borde de terminar su mandato, Moreno sigue diciendo “culpa de Correa”.
Ahora todos los medios y analistas de opinión se rasgan las vestiduras ante la desfachatez del Presidente, pero fueron sus editoriales que sirvieron de apoyo y sostén a este gobierno.
Moreno repartió los hospitales y la pandemia barrió con Guayaquil y el país. Moreno desmanteló el Ministerio de Justicia y las bandas tomaron las cárceles. Moreno desfinanció los programas de protección a la mujer y los femicidios aumentaron. Moreno convirtió el Ministerio del Interior en el de la Política (justamente para los repartos) y la inseguridad campea. Moreno repartió las vacunas contra el Covid-19 y los médicos no la reciben y en otros casos están impagos.
Ecuador es un desastre en todos los frentes, en todos los ámbitos. La matanza de ayer en las cárceles es solo la consecuencia de una política sistemática de destrucción institucional que el país soporta desde la consulta popular de 2018.
Y por eso no solo el Presidente saliente es el responsable, sino también todos aquellos que sirvieron como su cómplice: medios de comunicación y prácticamente todo el espectro político ecuatoriano. Otra vez el país llega a un escenario de descomposición tal que solo queda refundarlo todo.
El problema es que aún le queda tiempo a Moreno para seguir con su proyecto político de destrucción. ¿La pregunta es qué viene? Nadie está a salvo, no es un asunto de presos, se trata de que el país se convirtió en tierra de nadie por la destrucción de sus débiles instituciones. Como lo dijo el comandante de la Policía, la situación es grave.
El odio a un personaje político le ha costado lágrimas de sangre al país. Los muertos se cuentan por decenas y esto aún sigue. No hay salida, solo esperar y como ya se acabó Master Chef, Moreno tendrá más tiempo para pensar qué más puede destruir. (O)
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Esta genial el articulo. Saludos.