Siete candidatos presidenciales participaron en un debate que en realidad fue un foro porque nunca existió confrontación de ideas.

Si habría que escoger un ganador del “debate” que organizó El Comercio TV sería la misma estación. De manera insólita para un debate presidencial este espacio se interrumpió en por los menos cinco ocasiones para darle espacio a la publicidad.
Es decir, nunca hubo tal interés cívico, ni de fomento a la democracia. Hábilmente los directivos de El Comercio TV usaron a los candidatos presidenciales para acceder a pauta en un horario tradicionalmente poco popular: sábado por la noche.
Ningún debate que se aprecie de serio tiene cortes publicitarios porque se entiende que el tiempo es oro, más aún cuando hay tantos candidatos. A eso se suma que un medio con dos dedos de frente va a transmitir publicidad a costa del que podría ser el futuro presidente del país.
Por supuesto, ese tipo de consideraciones éticas no rigen a los medios de comunicación ecuatorianos.
De allí el “debate” (entre comillas porque nunca hubo ninguna confrontación de ideas que es lo que requiere un espacio de esta naturaleza) fue un poderoso somnífero cuyas repercusiones se concentran únicamente en la burbuja de Twitter.
Lo que queda del foro es la anécdota: Isidro Romero muchacheando a Guillermo Lasso mientras este presenta la peor risa fingida que recuerde la televisión ecuatoriana, el candidato Geovanny Andrade hablando de error catastral o Romero diciendo que no permitirá que los ecuatorianos coman tres veces al día.
Un supuesto debate repleto de lapsus y publicidad porque en eso se resume la política ecuatoriana: improvisación e intereses económicos.
Talvez quien mejor oportunidad tenía era Guillermo Lasso. Era la ocasión perfecta para aglutinar en él todo el odio hacia la Revolución Ciudadana. Pero el banquero pasó desapercibido, tanto que su nombre nunca fue tendencia en Twitter.
Los que más aplomo presentaron fueron Gustavo Larrea, de Democracia Sí y Ximena Peña, de Alianza PAIS, ambos por su dilatada experiencia política.
Aunque la única candidata mujer de la contienda no lo hizo mal tiene la marca de ser la candidata del oficialismo, pese a que ella protesta cada vez que alguien le impone esa etiqueta.
Tecnología junta a Arauz, Correa y Rabascall
Vistos los comentarios en redes parece acertada la decisión de Andrés Arauz de no ir al debate. Primero porque no hay que prestarse para enriquecer a una empresa privada, como lo es El Comercio TV y segundo porque el foro sirvió para aumentar el desencanto hacia la política.
La sensación que deja el debate es que todos son lo mismo. De hecho, las propuestas eran idénticas. En economía fomentar el empleo, en salud vacunar a la población, en corrupción aumentar la transparencia y en seguridad equipar a la Policía.
Por eso un Arauz ausente se diferencia del resto. El candidato de la alianza Unión por la Esperanza (UNES) al mismo tiempo participaba en el lanzamiento oficial de su campaña.
Se trató de un evento que al principio lució bastante accidentado e improvisado porque no todos los candidatos a asambleístas provinciales pudieron hablar. La presentadora culpaba a la tecnología, pero a estas alturas de la contienda esas fallas son imperdonables.
El evento mejoró muchísimo cuando apareció Arauz, su compañero de fórmula Carlos Rabascall y el expresidente Rafael Correa en forma de holograma, a tamaño real.
Así, ahora sí por las maravillas de la tecnología, aparecieron los tres juntos, mostrando sintonía entre ellos.
UNES apuesta por la esperanza, por la nostalgia del pasado y todo parece, según las últimas encuestas, que invocar ese sentimiento está sirviendo. (O)
- Se derrumba otra mentira del Gobierno: no tienen el control de las cárceles
- Corte sucumbe ante la presión y da vía libre al referendo para convocar a una Constituyente
- Daniel Noboa huye de Otavalo en helicóptero
- Movimiento indígena enfrenta la mayor ola represiva de su historia
- Corte Constitucional apenas hace modificaciones al decreto que convoca a una Constituyente