Nebot y el PSC ceden ante Guillermo Lasso

Furor en la derecha ecuatoriana. La alianza entre Jaime Nebot y Guillermo Lasso, contra todos los pronósticos, supuestamente garantiza la victoria del segundo en las elecciones presidenciales de febrero de 2021.

Es tan grande el éxito y el impulso que hasta se sueña con triunfo en primera vuelta.

Pero más allá de las emociones todo hecho político deja ganadores y perdedores.

Curiosamente el Partido Social Cristiano (PSC) es uno de los grandes perdedores de esta alianza que parece sellada a regañadientes.

La primera gran decepción del partido se la dio el propio Nebot cuando anunció que nunca más iba a volver a ser candidato a elección alguna. Semejante vacío puso al partido a correr, a buscar un candidato presidencial de última hora.

Así se probaron encuestas y el resultado fue el mismo: había un techo de entre el 10 y 15% para todos los precandidatos.

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Si el PSC es una fuerza nacional es únicamente por el abultado respaldo en Guayaquil. Cruzando el Puente de la Unidad Nacional, los socialcristianos son actores políticos secundarios.

Pero el partido, ya desde la época de Febres Cordero, fue uno de los primeros en aprender una gran lección de la política ecuatoriana: no es necesario ser Presidente para gobernar Ecuador.

Un bloque legislativo compacto y más o menos numeroso permite negociar y defender intereses clientelares.

Con esa fórmula, Febres Cordero se convirtió en el “dueño del país”.

Por eso el PSC, más allá de que nunca ha tenido opciones reales de ganar la presidencia desde la humillante derrota del 96 ante Abdalá Bucaram, nunca dejó de presentar candidatos presidenciales.

Porque ese aspirante sirve de impulso a su lista de asambleístas o diputados. En Guayas están en juego 20 curules y ganar la mayoría de ellas ya da un bloque legislativo importante.

Pero el vacío de Nebot es enorme y al PSC no le ha quedado más que claudicar ante la nueva derecha, la de CREO, la de Guillermo Lasso, que es autónoma. Así la influencia de los socialcristianos en Guayaquil entra en declive.

Como en el 96, la derrota es ante un archienemigo porque en eso se convirtió Lasso para Nebot, tanto que ni siquiera podía contestarle el teléfono como el mismo exbanquero lo dijo el año pasado.

El PSC corre riesgo de tener un bloque legislativo muy disminuido porque más allá de lo que diga el papel, Lasso promocionará a los candidatos de CREO, no a los de la 6.

Encima en Guayaquil trabaja una cercada Cynthia Viteri con rebeliones en buena parte de los nudos del poder socialcristiano como el empresariado y la prensa.

El esfuerzo que habían hecho ella misma y Cristina Reyes para alejarse del gobierno (ambas chocaron con María Paula Romo) queda en la nada.

Los socialcristianos se suman a una candidatura con bastante tinte oficialista porque hay que recordar las declaraciones de Lasso alabando a Romo y a Moreno, o dando sus legisladores para garantizar una mayoría oficialista en la Asamblea.

La decisión de Nebot, si realmente lo fue porque más bien parece una imposición de la realidad, bien podría representar el inicio del declive de los socialcristianos en su bastión histórico: Guayaquil.

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